Tengo un espejito al costado derecho, justo a los pies de mi lampara de escritorio, el cual me llama a observar a cada instante, me llama la atención, me dice que tan fea soy, y cuantas arrugas saldrán. Me dice cuantos errores he cometido, me avisa cuantos intento cometer.
Cuando miro al espejito, me siento desnuda, soy capaz de mirarme a los ojos y conversar un rato.
Cuando miro al espejito, me dan ganas de hacer lo prohibido y lo correcto.
Cuando miro al espejito, desearía no ver mi reflejo.
Mirándolo, recordé que no me hice la biopsia este año.
Observandolo detenidamente, me percate de sus manchas, bordes magullados.
Cuando miro al espejito, se crea una dicotomía espeluznante en mi interior.
Cuando miro al espejito, me veo a los ojos y no veo brillo como antes, veo y practico una sonrisa, pero no la creo.
Aún me pregunto, !¿pero que hace un espejito ahí?!
Cuando miro al espejito, me siento desnuda, soy capaz de mirarme a los ojos y conversar un rato.
Cuando miro al espejito, me dan ganas de hacer lo prohibido y lo correcto.
Cuando miro al espejito, desearía no ver mi reflejo.
Mirándolo, recordé que no me hice la biopsia este año.
Observandolo detenidamente, me percate de sus manchas, bordes magullados.
Cuando miro al espejito, se crea una dicotomía espeluznante en mi interior.
Cuando miro al espejito, me veo a los ojos y no veo brillo como antes, veo y practico una sonrisa, pero no la creo.
Aún me pregunto, !¿pero que hace un espejito ahí?!
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